Preguntas Frecuentes

¿Por qué es tan importante el trabajo del Consorcio en este momento?

Nos preocupa ya por algún tiempo los esfuerzos de la Comisión Europea (CE) respecto al tema de las indicaciones geográficas (IG), pero la reciente actividad de la CE es alarmante, particularmente en su trabajo a través de los acuerdos comerciales con otros países.

La práctica de imponer restricciones al uso de nombres comunes de alimentos a través de negociaciones comerciales con otros países se ha convertido en algo común para la CE. La UE llegó a concluir recientemente una serie de acuerdos comerciales en el hemisferio occidental y en Asia, y está actualmente negociando tratados de libre comercio (TLC) a lo largo de esas regiones. De por sí, desde 2011, la UE ha puesto en marcha TLC con Corea del Sur, Colombia, Perú y América Central. Más recientemente también concluyó negociaciones con Singapur y Canadá. Actualmente está negociando con Japón, Malasia, Marruecos, Tailandia, Estados Unidos y Vietnam, como también con los bloques de países del Mercosur y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).

La UE está presionando a casi 30 países con los que ya tiene acuerdos comerciales que acepten como indicaciones geográficas, las nuevas denominaciones protegidas en la EU. En la lista de estos países se incluye economías de importancia tales como México, Sudáfrica y Turquía. La UE también se encuentra en discusiones con otros países como China, para llegar a un acuerdo en relación a las indicaciones geográficas.

Antes del lanzamiento del Consorcio, no había una manera unificada para que el público alzará su voz de protesta al exceso que constituye los esfuerzos de la CE en esta área. Ante este contexto, el Consorcio proporciona una oportunidad para que variedades de grupos e intereses alrededor del mundo se reúnan en oponerse a propuestas de lenguaje que intentan restringir el uso de nombres comunes, y a su vez, para proponer un plan que pueda canalizar este tema positivamente y dar un paso adelante de modo que se preserven tanto los derechos de los poseedores de las indicaciones geográficas como los de usuarios de nombres y términos comunes.

¿Puede dar algunos ejemplos específicos de la forma cómo se está incrementando recientemente la actividad respecto a dicho tema?

  • Corea: Los productores no europeos de queso ya no pueden vender asiago, feta, fontina o gorgonzola en Corea, al menos no con esos nombres. La restricción se debe únicamente a las exigencias de la UE en virtud de su tratado de libre comercio (TLC) con Corea.
  • Canadá: En sus negociaciones del TLC con la UE, Canadá accedió a las demandas de la UE de imponer restricciones similares en las nuevas ventas de asiago, feta, fontina, gorgonzola y munster, a pesar del uso genérico extenso de esos términos en el mercado canadiense y el daño que esto impondrá a otros socios comerciales.
  • Costa Rica: Costa Rica ha anunciado una decisión (pendiente de revisión adicional legal) que tendrá el efecto de restringir el uso de parmesano y provolone y otorgará el uso exclusivo a productores sólo italianos, a pesar del uso libre de estos términos en Costa Rica desde hace mucho tiempo, así como en otras partes del mundo.

En otros casos y en otros países se está adoptando un enfoque más moderado, demostrando que una trayectoria de avance razonable es posible en este tema. Por ejemplo:

  • El Salvador ha aprobado una IG para el “Parmigiano Reggiano” pero también afirma claramente que el término “parmesano” es genérico.
  • Colombia se ha comprometido a proteger varias IG con términos compuestos que son importantes para la UE, pero también expone claramente que las partes genéricas específicas de esos términos (brie, camembert, emmental, provolone) permanecen en uso libre.
  • Singapur ha insistido en la importancia de someter las IG al mismo tipo de evaluación rigurosa y objetiva que ese país lleva a cabo regularmente para las marcas registradas.

A pesar de estos desarrollos positivos, no está claro si prevalecerá el sentido común o el extremismo en la mayoría de los mercados en el futuro.

La Comisión Europea está llevando a cabo un esfuerzo internacional de múltiples frentes en cuanto a los nombres comunes:

  • Está ejerciendo presión para incluir disposiciones relativas a indicaciones geográficas en las negociaciones comerciales con Estados Unidos, una medida que amenaza con provocar restricciones de nomenclatura en el mercado de los EE.UU.
  • Está trabajando con China para fomentar el desarrollo de un sistema de indicaciones geográficas que se alinee con la agenda de la UE. China ya llegó a un acuerdo en 2012 llamado “10 por 10” bajo el cual las dos naciones acordaron en aceptar 10 de cada una de sus indicaciones geográficas.
  • Está tratando de influir en la consideración japonesa de un sistema de indicaciones geográficas el cual impondría restricciones de nombres comunes en el mercado a través de las negociaciones del TLC entre la UE y Japón.
  • Insertó disposiciones de denominaciones en el TLC con América Central, Colombia y Perú y ha monopolizado varios nombres comunes en cada mercado.
  • Tal vez lo más sorprendente es que está tramitando solicitudes en la UE para otorgarle la protección de las indicaciones geográficas a dos quesos (danbo y havarti) que desde ya hace tiempo cuentan con normas internacionales de Codex Alimentarius.

¿A quién impacta más este tema?

Este tema podría potencialmente obligar a miles de productores de alimentos en todo el mundo a tener que cambiar la etiqueta y la marca de sus productos alimenticios, lo que sería un enorme monto económico que pagar. Además de ello, estos productores enfrentan el reto de tener que emprender una campaña de comunicación para señalar que sus productos tienen la misma calidad que antes. Los consumidores, a su vez, ya no reconocerán más los productos familiares y tendrán que hacer frente a un rango mucho más limitado en los tipos de alimentos más conocidos.

Por lo tanto, es un tema que restringe la opción en el mercado, generando confusión total entre los consumidores que han crecido disfrutando y valorando estos productos.

¿Pueden darme el ejemplo de algunos nombres que se encuentran bajo tal amenaza?

Las acciones que realiza la Comisión Europea y los fallos de los tribunales relacionados con este tema ponen en riesgo el uso de muchos nombres comunes, tal es el caso de nombres populares de quesos como feta, brie, gorgonzola, provolone y parmesano, por ejemplo, y muchos más. Las medidas adoptadas recientemente por la Comisión Europea en permitir el avance de múltiples solicitudes que le otorgarían varias indicaciones geográficas de quesos (“danbo” y “havarti”) que ya tienen normas internacionales de Codex Alimentarius, pone en tela de juicio la seguridad de todos los demás quesos con normas internacionales que incluyen nombres comunes como mozzarella y cheddar.

La amenaza también persiste para otras categorías de alimentos, tal es el caso de los nombres de carnes, como prosciutto, salami y bologna y para productos como las naranjas Valencianas.

La industria vitivinícola no es ajena a este problema. Los vinicultores de los países en desarrollo que exportan a la UE ya no pueden incluir más en sus etiquetas vocablos comunes como “noble”, “clásico”, “crema”, “superior”, “vintage”, “fino”, “ruby”, “chateau” y “clos”, a menos que ingresen al complejo proceso de solicitudes que está sujeto a una potencial objeción por parte de los estados miembro de la UE. En la actualidad, 290 de dichos términos se encuentran protegidos y cada año la lista se incrementa más. (Más recientemente, la Unión Europea ha pasado a ampliar estos límites a productos fuera de la área de vino y hacia términos relacionados con alimentos.) Durante años, las organizaciones de la industria vitivinícola fuera de la UE han tratado de combatir este tipo de actividad. Jim Clawson, Consultor Comercial de JBC Internacional de la industria vitivinícola estadounidense manifiesta que: “Otros sectores tienen derecho a estar preocupados por la forma de como el enfoque de la UE también los impactará finalmente”.

¿De qué clase de impacto económico estaríamos hablando referente a la restricción de los nombres comunes?

Muchos de estos productos se fabrican en grandes cantidades en todo el mundo, así que entre la posibilidad de cambiar las etiquetas, además de la pérdida en las ventas cuando los consumidores no reconocen sus comidas preferidas, diríamos que el costo de dichos cambios podría fácilmente ascender a miles de millones de dólares en todo el mundo. Sólo en los Estados Unidos, el U.S. Dairy Export Council (Consejo de Exportación Láctea de los EE. UU.) ha estimado que los quesos más importantes que podrían verse afectados representan por lo menos el 14% de la producción quesera estadounidense que está valorizada en $4.2 mil millones anuales.

¿Están tratando de lograr que se deroguen las indicaciones geográficas que ya existen? ¿Prevenir el registro de nuevas indicaciones geográficas?

No. El consorcio respalda la protección otorgada por las indicaciones geográficas, es decir, nombres protegidos asociados con alimentos especializados que provienen de regiones de todos los rincones del mundo, pero consideramos que los lineamientos deberían ser más claros y más consistentes. Buscamos promover la adopción de un modelo apropiado que proteja tanto las indicaciones geográficas legítimas como también los nombres comunes de alimentos con la finalidad de propiciar la creación de un enfoque razonable y con fundamentos comunes en este sistema.

En realidad, los productos que provienen de otras partes del mundo, tales como las manzanas del estado de Washington, las papas de Idaho, el vino del valle de Colchagua de Chile o el arroz de jazmín de Tailandia, también pueden beneficiarse con este tipo de protección. El Consorcio respalda estas denominaciones como una herramienta para promover los productos distintivos y como una forma legítima de propiedad intelectual que vale la pena proteger. Sólo nos oponemos a los esfuerzos que se realizan en la aplicación de las indicaciones geográficas o las marcas de certificación para limitar el uso de los nombres que se han convertido comunes y genéricos.

¿Es el mismo tema que hemos visto en el caso de los vinos y licores, como champagne y chablis?

En cierto modo, así es. Hemos observado cómo la CE pretende imponer protecciones mediante el uso de indicaciones geográficas a cada uno de sus socios comerciales con el fin de prevenir que dichos países utilicen términos como “champagne” que desde hace tiempo tiene un uso común en todo el mundo.

Estamos trazando un límite claro para insistir en que ya es suficiente. La protección legítima de las indicaciones geográficas tiene un rol importante que desempeñar para evitar que se engañe a los consumidores y crear una base firme para la sana competencia. Pero es igualmente importante establecer un ámbito de protección adecuado que mantenga los derechos que tienen un mayor número de productores de alimentos para seguir utilizando los nombres y los términos que desde hace tiempo pasaron a formar parte del dominio público. El Consorcio defiende un enfoque que alcance cada uno de estos objetivos fundamentales.